Shadow in the Cloud es una producción neozelandesa con espíritu pulb y con ganas de ofrecer un entretenimiento divertido y palomitero al espectador pero que desgraciadamente queda en disparate de frenopático sonrojante.

El guion de Max Landis que pretende mezclar el cine bélico de aviación, las películas fantásticas de monstruos en espacios cerrados (imposible no pensar en el episodio dirigido por George Miller en la película: Twilight Zone, o en la joya de Joe Dante: Gremlins), y las historias donde las heroínas toman las riendas de la acción, podría haber sido una de las sorpresas simpáticas de la temporada, pero los despropósitos que acumula el libreto y las incoherencias internas de la historia solo ofrecen un espectáculo que en muchos momentos coquetea con la vergüenza ajena.

La realización no ayuda a sacar a flote la película, ni a generar un mínimo de tensión o inquietud en el espectador, y pese a contar con un apartado técnico aceptable y una Chloë Grace Moretz que realmente cree lo que está haciendo (que desaprovechada está esta actriz desbordante de talento), no hay forma de evitar el estupor.

Aquellos ingenuos que busquen un cruce desprejuiciado, adictivo, e incluso gamberro de cine bélico y fantástico al estilo Overlord que vayan olvidándose porque Shadow in the Clouds ni es claramente una trepidante aventura que te la puedes tomar medio en serio debido al cúmulo de chifladuras sin sentido que atesora, ni una parodia al estilo Airplane (Aterriza Como Puedas) con la que echarse unas risas pues no alberga ningún gag gracioso.

En definitiva, una incoherencia esquizoide de 83 minutos que no hay por dónde cogerla salvo que te deleites con extravagancias lisérgicas simplonas.