Michael C. Hall o lo que es lo mismo Dexter Morgan, uno de los mayores personajes televisivos de los últimos tiempos, solo por él ya merece la pena darle una oportunidad a la serie, ver como de una manera natural, camaleónica y realmente inquietante, muda su piel en la de un analista forense de la policía de Miami que tiene un oscuro pasajero, una necesidad, un objetivo y una misión.

Dexter Morgan es un asesino, un asesino en serie, pero lejos de comportarse como un despiadado nos topamos con una identidad errática pero llena de matices y una personalidad más humana que el más común de los mortales. Un frío y calculador asesino con alma.

La historia se desarrolla en Miami lo cual le otorga un plus de interés al romper con los lugares comunes de este tipo de procedimentales (N.Y., Los Ángeles…). Además de sol y playa Miami cuenta con un encanto especial con sus viviendas de estilo Art Decó, su ambiente cubano y sus camisas hawaianas… todo un acierto.

Los personajes principales están muy bien trazados, aunque lo cierto que tras ocho temporadas se ha tenido tiempo más que de sobra para desarrollarlos, a destacar Jennifer Carpenter como Debra Morgan, Lauren Vélez como la teniente LaGuerta o el alivio cómico C.S. Lee como Vince Masuka.

La nómina de personajes temporales (o invitados) interpretados por actores de reconocido renombre es realmente larga y completa: Keith Carradine, Colin Hanks, John Lithgow (grandiosa su interpretación de Trinity), Sean Patrick Flanery, Julia Stiles, Yvonne Strahovski, Charlotte Rampling, Edward James Olmos, Ray Stevenson, Peter Weller, Dora Madison Burge, Jonny Lee Miller, Mos Def, Jimmy Smits…

Como mejores momentos de la serie destacaría la primera temporada con el giro final que supuso el descubrir la verdadera identidad del “Asesino del camión de hielo” y en espacial toda la temporada 4: si solo pudieras ver una temporada tendría que ser esta, con la búsqueda de Trinity y un final apoteósico.

El desenlace final de la serie deja un regusto amargo, ya que aunque había languidecido a marchas forzadas en los últimos tiempos ni de lejos se podría pensar en una forma más apresurada y burda de cerrar las tramas (y el devenir del bueno de Dexter).

Pese a todo, esa mirada directa al espectador con la que se cierra la serie es un bonito broche en el que comulgamos con Dexter, somos partícipes de su juego, de su código, de sus normas… el hombre por fin se ha conciliado con el asesino, porque el asesino nunca dejó de ser un hombre.

Irregular pero interesante en no pocos aspectos.