Una serie más de supers, qué bien, suena cansino a estas alturas de película, pero honestamente, creo que hay que darle una oportunidad (o dos) a Invencible, la ocasión bien lo merece.

Contextualicemos: detrás de la serie está el gran Robert Kirkman, uno de los tipos más inteligentes del stardom comiquero en las últimas décadas. Su amor por el género ha hecho que lo deconstruya y le dé forma con altas dosis de violencia y mala leche. Desde los inicios y conceptos básicos del viaje del héroe, del autoconocimiento del protagonista adolescente, se adentra en el cambio de paradigma donde los valores se ponen en entredicho a cada paso que se da… creando situaciones dolorosísimas y muy potentes.

La idea es básica, joven que descubre sus poderes (como si fuera una especie de Superboy del siglo XXI) pero que tiene problemas cotidianos que le afectan tanto o más como su relación con sus padres, su novia, los estudios universitarios, llegar a fin de mes… (todo esto reflejado con maestría desde sus inicios en la cabecera de Spiderman).

La vuelta de tuerca es sublime, coger mil referencias de las grandes compañías (Marvel y DC principalmente), meterlas en una coctelera y dejar que el (meta)lenguaje posmoderno lo impregne todo, el resultado es una mezcla perfecta entre la diversión clásica que enamora a públicos de todas las edades desde tiempos inmemoriales y el punto ácido y cruento, con altas dosis de violencia y gore, que dejará atónitos a todos ellos.

La animación es correcta, no revoluciona el género, no molesta, es limpia y tiene los efectos especiales mínimos para potenciar algunas escenas.

Deseando cómo va a terminar toda esta historia.