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Voto de SilverLizard:
7
Drama. Romance Tae-suk es un joven que ocupa temporalmente viviendas cuyos habitantes están ausentes. Nunca roba ni ocasiona daños en los hogares de sus involuntarios anfitriones. En realidad, es una especie de fantasma que duerme en camas ajenas, come algo de las neveras de esos extraños y retribuye su forzada hospitalidad haciendo la colada o arreglando alguna que otra avería doméstica. Sun-hwa, que en tiempos fue una hermosa modelo, se ha visto ... [+]
28 de mayo de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que durante los momentos de intenso dolor, nuestro organismo segrega endorfinas para contrarrestarlo, en un intento de hacerlo algo más llevadero y disminuir así el sufrimiento.

Bajo mi punto de vista, el protagonista de la película no es real, aunque es posible que la mayor parte de la gente no lo interprete de esta forma.
El chico, metafóricamente, no es otra cosa que la personificación de las endorfinas de una mujer rota, cansada de sufrir y de soportar dolor bajo una sensación terrible de desengaño y soledad. Sumida en una depresión que le impide incluso salir a la calle, y bajo la imposibilidad de escapar de esa situación, empieza a crear en su mente un héroe en busca del bienestar que jamás le proporcionó su marido. Le dota de las características propicias para construir su fantasía romántica ideal, y de la capacidad para ajusticiar todo aquello que ella considera injusto o inmoral.

La mayor peculiaridad de la película, la ausencia de palabras entre la pareja protagonista, nos da una de las pistas para entender el mensaje y sentido del film. Esa falta de comunicación verbal nos transmite un distanciamiento entre ellos, como si fueran dos seres habitando en dimensiones distintas, en universos paralelos. Como si, en el fondo, su relación no fuera más que ficticia, como la de un niño que juega a soñar con un amigo imaginario.

La segunda pista la tenemos en las escenas en las que el chico hace apariciones enigmáticas y fantasmales, para transmitirnos que se esconde en las rendijas que separan la realidad de lo onírico, de lo invisible, de lo que no existe.

Y la tercera y última pista es la frase que cierra la escena final, donde se nos invita a reflexionar acerca del mundo de los sueños y la realidad.

Estamos, por tanto, ante un okupa que se instala en una mente hecha pedazos, y como es costumbre en él con las cosas rotas, la arregla y la reconstruye hasta dejarla en un estado de aparente felicidad.



Es una película hermosa y triste a partes iguales. Un contraste lleno de emociones que hará despertar en nosotros esas grandes sensaciones que sólo logra el buen cine. Pero en Hierro 3, amigos, la historia está contada de forma tan sutil que acaricia el alma.
SilverLizard
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