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Comedia
Chicago, 1929. Earl Williams, convicto del asesinato de un policía, espera en la cárcel el momento de su ejecución. Mientras tanto, en la sala de prensa del Tribunal Supremo, un grupo de periodistas espera el indulto o la confirmación de la sentencia. Hildy Johnson, el cronista de sucesos del Chicago Examiner, que tendría que cubrir la información, está a punto de contraer matrimonio y abandonar su trabajo; pero Walter Burns, el ... [+]
28 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hildy Johnson (Jack Lemmon) es un brillante periodista del diario ‘The Chicago Examiner’, paradigma de medio de comunicación sensacionalista, especializado en ofrecer exclusivas (reales o inventadas). Hildy está a punto de casarse con una joven viuda, Peggy Grant (Susan Sarandon), y ambos planean instalarse en Philadelphia.
El jefe de Hildy es Walter Burns (Walter Matthau), el director de periódico más mezquino, amoral y maquiavélico que ha conocido la humanidad. Burns no está dispuesto a dejar marchar a su mejor redactor… al menos, hasta que haya escrito un artículo sobre el ahorcamiento de Earl Williams (Austin Pendleton), un pobre diablo a quien se acusa de ser un comunista que mató a sangre fría a un agente de policía de raza negra.
Pese a haber empleado los más arteros métodos para convencer a Hildy, éste no acepta el último encargo que su director le hace… sin embargo, una rocambolesca huída protagonizada por Williams cambiará la situación, saliendo a la luz oscuros detalles que dejan en muy mal lugar a los agentes de la ley y a los políticos que dirigen la ciudad.
Basada en la obra teatral homónima de Ben Hecht y Charles MacArthur.
El jefe de Hildy es Walter Burns (Walter Matthau), el director de periódico más mezquino, amoral y maquiavélico que ha conocido la humanidad. Burns no está dispuesto a dejar marchar a su mejor redactor… al menos, hasta que haya escrito un artículo sobre el ahorcamiento de Earl Williams (Austin Pendleton), un pobre diablo a quien se acusa de ser un comunista que mató a sangre fría a un agente de policía de raza negra.
Pese a haber empleado los más arteros métodos para convencer a Hildy, éste no acepta el último encargo que su director le hace… sin embargo, una rocambolesca huída protagonizada por Williams cambiará la situación, saliendo a la luz oscuros detalles que dejan en muy mal lugar a los agentes de la ley y a los políticos que dirigen la ciudad.
Basada en la obra teatral homónima de Ben Hecht y Charles MacArthur.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Descomunal retrato satírico de Billy Wilder, quien aprovecha al máximo las posibilidades de un brillantísimo guión para reducir a escombros a buena parte la sociedad norteamericana… con una serie de corrosivas críticas y de despiadados (aunque nunca injustificados) reproches. Estamos ante un auténtico ajuste de cuentas, que Wilder se encarga de convertir en un ejercicio generalizado de escarnio público.
El director del film retrata a la profesión periodística como una casta embustera, acomodada y dócil con el poder establecido, a la que no interesa la veracidad sino la rentabilidad de los artículos que redactan; el colectivo de policía es exhibido como corrupto y falto de luces, dirigido por la gente menos preparada intelectualmente (aunque convenientemente politizada); mientras que los dirigentes políticos no son más que unos charlatanes, siempre preparados para embaucar al prójimo, y siempre dispuestos a cambiar su discurso de forma inmediata… si con ello se aseguran los votos necesarios para ser reelegidos.
También creo que de los aguijonazos del director tampoco se libra la ciudadanía… que, con su apatía, favorece la proliferación de un inacabable desfile de personajes aberrantes y grotescos; si todos ellos tienen cabida en la sociedad de la época (tanto en aquella que se retrata en el film como también en la actual) es porque todos nosotros lo permitimos… en mayor o menor medida.
En general, todo en esta película es sobresaliente: la historia que se cuenta (muy bien contada), los diálogos (en todo momento desternillantes), la interpretación de los actores (excelente, una vez más, la dupla Matthau-Lemmon)… en film es una delicia y, aunque se visione mil veces, siempre arranca un buen número de carcajadas… e invita a la reflexión. Imprescindible.
El director del film retrata a la profesión periodística como una casta embustera, acomodada y dócil con el poder establecido, a la que no interesa la veracidad sino la rentabilidad de los artículos que redactan; el colectivo de policía es exhibido como corrupto y falto de luces, dirigido por la gente menos preparada intelectualmente (aunque convenientemente politizada); mientras que los dirigentes políticos no son más que unos charlatanes, siempre preparados para embaucar al prójimo, y siempre dispuestos a cambiar su discurso de forma inmediata… si con ello se aseguran los votos necesarios para ser reelegidos.
También creo que de los aguijonazos del director tampoco se libra la ciudadanía… que, con su apatía, favorece la proliferación de un inacabable desfile de personajes aberrantes y grotescos; si todos ellos tienen cabida en la sociedad de la época (tanto en aquella que se retrata en el film como también en la actual) es porque todos nosotros lo permitimos… en mayor o menor medida.
En general, todo en esta película es sobresaliente: la historia que se cuenta (muy bien contada), los diálogos (en todo momento desternillantes), la interpretación de los actores (excelente, una vez más, la dupla Matthau-Lemmon)… en film es una delicia y, aunque se visione mil veces, siempre arranca un buen número de carcajadas… e invita a la reflexión. Imprescindible.