Almodovar ejerce de samurai y utiliza el cine para abrirse en canal y acabar con los mondongos fuera, si en otras ocasiones sus películas han sido ajustes de cuentas hacia terceros, en esta con quien no tiene piedad es consigo mismo, tiene toda la película un aire fúnebre y de propósito de reconciliación con el pasado, que a pesar de su final te deja con un sabor amargo. Lo demás, pues lo habitual en su cine, muy buena factura, estupendas interpretaciones, Penélope está genial, igual que Julieta o Banderas, cameos habituales y referencias a todo lo que le interesa, un libro de Chirbes por aquí uno de Jordi Costa por allá etc...