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España España · Badajoz
Voto de Weis:
8
Western. Drama Narra la historia del más famoso forajido del oeste americano, el carismático e impredecible pistolero Jesse James (Brad Pitt), un bandolero sudista hijo de un predicador. Mientras Jesse planea su próximo gran robo, declara la guerra a sus enemigos, quienes intentan hacerse con la recompensa -y la gloria- que implicaría su captura. Pero la amenaza más importante a su vida puede que venga de aquellos en quienes más confia... (FILMAFFINITY) [+]
18 de diciembre de 2008
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son casi innumerables las ocasiones en que un realizador dispone de una ocasión, solo una, de plasmar su talento a través del objetivo. Ya sea por cuestión de fría crítica, de injustificado (o justificado) olvido, o por retirada hacia otros proyectos mas jocosos.
Es el caso de Dominik. El australiano adaptó, en cámara y libreto, la vida del singular Brandon Read "Chopper", un ex-convicto con ínfulas de estrella. La película destapó las dotes interpretativas de Eric Bana, y Dominik demostró oficio para retratar los personajes y relacionarlos, demostró nervio, en su realización, fotografía con poder visual, de luz y oscuridad, recargada, (como la mente de su protagonista). Hasta hace poco, Dominik engrosaba la lista de directores de trayecto efímero. Por ello, la agradable sorpresa que supone su regreso es mayúscula. Tratándose de western, hacer una revisión en una época tan devaluada para el género, requiere valor y condescendencia. Es indiscutible que el espectador asiduo buscará el equilibrio de comparación con las viejas glorias: Peckinpah, Leone, Hawks, Ford, y al no ver atisbo de fidelidad y recreación del estilo de éstos, se sentirá defraudado.
Éste moderno western se aleja de los personajes arquetipos y despiadados; del oportuno tiroteo en la calle principal, como excusa para potenciar el ritmo narrativo; de la violencia sin alma y descorazonada. Es un western de equilibrio espiritual, de introspección, en el que predominan largas charlas escritas con reflexión. Dominik dibuja en sus personajes sensaciones, recuerdos de una moral claudicante, nostalgia por el irrefrenable paso del tiempo, que exhalan una tristeza y un dolor angustiosamente cercano.
Aquí, no es mas fiero el que más frunce el ceño, no es mas peligroso el que tenga una mano mas ágil. En cambio, lo puede ser, y lo es, aquel que, con solo prestarle un mínimo de atención, te revele sus malas intenciones.
Así el señor Pitt da vida a Jesse James, un tipo de consabida fama de asesino, pero respetado a la vez que temido por el pueblo.
El director saca partido elevando, en apariencia, a Pitt como sujeto de reconocimiento, de esnobismo, para que sea Affleck el que provoque desdén, menosprecio.
Con las normas culturales triviales de apariencia, nadie fijaría ni tan siquiera los ojos en un chico amanerado en fase de madurez, de inquietudes inalcanzables y sueños, seguramente, frustrados. Así el señor Affleck (merecedor del Óscar y algo mas) da vida al cobarde Robert Ford. La redención inevitable que se despoja en cada mirada, la frustración por la pena, por la imposibilidad, el odio, el sentimiento extremo, son reacciones de esta época y de aquella. Son las crónicas de la moral en ruinas, de la naturaleza que nos impide entumecer. Son las crónicas de Robert Ford, y también las de cualquier anónimo. Son los deseos de un director, de adaptar las desgracias de nuestra existencia, a una época pasada.
Así el señor Dominik da vida a esta apasionante obra.
Weis
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