Es imposible no destacar la interpretación de Will Smith en este film: el sólo lleva adelante este largometraje, al igual que lo hizo Tom Hanks en Cast Away. Pero su personaje me remite a realizar una analogía con el de Roberto Benigni en La vida es bella; es inevitable hacer las comparaciones de dos grandes actuaciones, al igual que es inevitable pensar que otra persona hubiera hecho el mismo papel.
La película desemboca en la realización del sueño americano, pero en el desarrollo escarba en el alma del personaje. Vuelvo a hacer la comparación con el personaje de Roberto Benigni, este último buscó pintarle el cristal por donde su hijo mirara la realidad; en cambio el personaje de Will Smith buscará realizar la imagen de padre que en un futuro forjará el carácter de su hijo.