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España España · 37º23'N 5º59'O
Voto de Kinetoscope:
8
Ciencia ficción Treinta años después de los eventos del primer film, un nuevo blade runner, K (Ryan Gosling) descubre un secreto profundamente oculto que podría acabar con el caos que impera en la sociedad. El descubrimiento de K le lleva a iniciar la búsqueda de Rick Deckard (Harrison Ford), un blade runner al que se le perdió la pista hace 30 años. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como espectáculo audiovisual es una auténtica gozada, eso es irreprochable. Desde el punto de vista de la historia, adolece, sin embargo, del error en que suelen incurrir el 90% de los films actuales: demasiadas vueltas de tuerca o giros de guion innecesarios, algún que otro personaje deslavazado que prácticamente no aporta nada al desarrollo de la historia (léase, Dave Batista), y un metraje innecesariamente largo. Afortunadamente, el universo recreado por Villeneuve es tan extraordinario en su forma, que no llega a entorpecerse su visionado. Todo lo contrario, el fan de "Blade Runner" seguirá disfrutando con la sugerente atmósfera creada por el canadiense, pero sus pensamientos no irán mucho más allá de lo que sugieren esas imágenes. Nada que una vez acabada la película nos deje con la mirada perdida en el infinito.

Es curioso pero, siendo esta última cinta más compleja que su predecesora es, al mismo tiempo, menos profunda, menos intimista y poética. Y es una lástima. Tampoco hay un claro antagonista con peso para dar la réplica a un poco expresivo Ryan Gosling. Resulta, en definitiva, más fría e impersonal, como si del trabajo de un replicante se tratase.

Me da la sensación de que demasiado consciente de la responsabilidad que supone embarcarse en una secuela de "Blade Runner", su director quiso incluir elementos que casi siempre funcionan (cuando se hace bien), con la intención de hacerla más perdurable en el tiempo: el Viejo Ojos Azules cantando dos de sus inmortales; Elvis, en una presentación de personaje que no hace honor a lo que fue Rick Deckard (la recordaremos, pero por lo ridículo de la situación); y una escena de amor que nos recuerda escandalosamente a aquella que vimos en la película "Her", de Spike Jonze. Por no hablar de los insertos originales en formato audio de la cinta del 82, o el más que evidente paralelismo entre algunas escenas de ayer y hoy. Muy ladino el señor Villeneuve…

Al final sale airoso, pero, más que por la historia en sí, sale airoso por su increíble talento para crear atmósferas. "Blade Runner 2049" es una película tremendamente sensorial que ha de disfrutarse sin prejuicios (en pantalla grande, a ser posible), o en el caso contrario no se disfrutará. No ha de verse como una continuación del mítico título de 1982, sino más bien como una expansión de su universo en otras direcciones. Concedámosle esa licencia. Una expansión, eso sí, no tan profunda y emotiva como lo fue en su día la cinta de Ridley Scott. La negrura de aquella, es hoy en día luz y polvo rojizo. La lluvia, nieve. La poesía… la poesía nos dijo adiós. Malos tiempos para la lírica.
Kinetoscope
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