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Voto de Sapristioca:
8
25 de junio de 2008
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No ha mejorado mucho el hombre a pesar del grado de civilización conseguida, de la sociedad del bienestar, de las "libertades" (¿cuántas hay?), a pesar de todo. Eso parece concluir esta estupenda película que nos muestra un -pequeño- grupo de seres desorientados y vacíos a pesar de que viven en el país más civilizado (?) del mundo, a pesar de tener cultura, a pesar de tener medios (aunque no sobrados, véase en la película la verdad de la beca de la protagonista) para disponer de sus vidas. A pesar de todo.
Esto podría ser un bodrio melodramático irrespirable, pero Jenkins consigue hacer pasar el triste bolo de sus vidas con una media sonrisa ocasional que hace que a pesar de todo se pueda llamar comedia a La familia Savages.
Disección fiel de la demencia, de unos supuestos malos tratos infantiles, del espíritu economicista de algunos, de las historias de amor-deseo sin simetría, de los bellos paisajes que a ratos pasan a través de la ventana de un coche con un rostro triste y pensativo tras el cristal.
En la película ni sobran ni faltan parlamentos. Todo está en la historia. No hay concesiones a la banalidad, ni al comercialismo, ni a la lágrima fácil. Honestidad y una laudable ausencia de moralejas. ¿Es triste? Sí. Las risas en la ventanilla de al lado. Y sí, una vida, eso es todo.
Esto podría ser un bodrio melodramático irrespirable, pero Jenkins consigue hacer pasar el triste bolo de sus vidas con una media sonrisa ocasional que hace que a pesar de todo se pueda llamar comedia a La familia Savages.
Disección fiel de la demencia, de unos supuestos malos tratos infantiles, del espíritu economicista de algunos, de las historias de amor-deseo sin simetría, de los bellos paisajes que a ratos pasan a través de la ventana de un coche con un rostro triste y pensativo tras el cristal.
En la película ni sobran ni faltan parlamentos. Todo está en la historia. No hay concesiones a la banalidad, ni al comercialismo, ni a la lágrima fácil. Honestidad y una laudable ausencia de moralejas. ¿Es triste? Sí. Las risas en la ventanilla de al lado. Y sí, una vida, eso es todo.