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España España · Málaga
Voto de Nuño:
9
Comedia. Drama. Romance Jack (Sydney Pollack) y Sally (Judy Davis), dos de sus mejores amigos, sorprenden a Gabe (Woody Allen) y a Judy (Mia Farrow), anunciándoles su intención de separarse. Pasado el primer momento de estupefacción, la pareja empieza a plantearse si su matrimonio se basa en una relación realmente sólida. Mientras Jack y Sally tratan de rehacer sus vidas al lado de otras personas, Gabe comienza a flirtear con una de sus alumnas de la ... [+]
9 de octubre de 2014
35 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cámara, durante todo el metraje, apenas encuentra un punto de apoyo. No existen planos fijos o encuadres inmóviles. Se mueve como los ojos humanos, a ráfagas, de forma caótica. Incluso cuando se detiene, tiembla ligeramente. Pulula por el escenario como un personaje más; mira, gira, cabecea.

El nivel de observación en el que Allen ubica al espectador es el inmediato: como en la vida real, estamos junto a los personajes. La forma en que nos obliga a mirar es una prolongación de la esencia misma de la película: la cámara es inquieta e impredecible, como el comportamiento de las personas retratadas.

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En 'Maridos y mujeres', Allen deja entrever, a mi juicio, varios mecanismos de la dinámica de parejas.

1. Inercia.
Hace no mucho, alguien me confesó que el modo en que sus amigos cercanos concebían las relaciones de pareja, influía inevitablemente en su modo de abordarlas. De tal modo que si en un círculo social inmediato, y algo hermético, reina el compromiso conyugal y se toma éste como regla inviolable, el individuo que forma parte de él tiende a respetarlo más que en el caso de que ese grupo fuese generalmente promiscuo, o tolerase la infidelidad. En la película: hasta que Jack y Sally no anuncian su separación, Gabe y Judy no cuestionan su propio matrimonio.

2. Pasión, evidentemente.
Si se acaba, ¿se puede renovar? Si no se puede renovar, ¿se ha de desechar la relación, y recuperarla con otro amante? "La atracción física muere a los 4 años", dice el Times. ¿No la acabaremos perdiendo siempre, en cualquier caso?, ¿para qué buscarla en otra persona, si está destinada igualmente a disiparse? La costumbre y la cercanía de la pareja hace que el sexo acabe casi negociándose, sometiéndose a un orden al que nunca obedece la pasión del romance. ¿Es el matrimonio, entonces, el mejor caldo de cultivo para una vida sexual plena? La respuesta que deja entrever Allen parece ser algo desalentadora. Quizás el pretexto esté en proveerse de "un escudo contra la soledad, el envejecer junto a alguien".

3. Presión social.
"¿Qué haces con ella? Es como si tu CI hubiese disminuido 20 puntos". El aspecto físico, la edad o el nivel socio-económico son otros aspectos que el ajeno suele criticar. Claro está, los hay, y muchos, que son brutalmente condicionados por juicios de valor.

4. Revanchismo.
Sally se entera de que Jack está con una chica al poco tiempo de la ruptura, y ella responde intentando rehacer su vida también. Relaciones de causa. Acción-reacción; las decisiones emocionales que alguien toma dependen, en buena parte, de su entorno.

5. Espacio personal.
La vida matrimonial nunca es una puesta en común absolutamente sincera y diáfana de sentimientos y pensamientos. A la manera de dos círculos cuyas mitades se superponen o se solapan, existe una zona común, que es de la pareja, y dos zonas privadas para cada uno, que no llegan a rozarse. El cónyuge nos ofrecerá parte de su círculo y nosotros parte del nuestro, quedándonos una porción del suyo (considerable o no) negada; y negando, nosotros mismos, nuestra propia parte. Estemos con quien estemos, habrá una parte de su círculo que desconoceremos siempre.

[Extra. El axioma platónico por antonomasia: "sólo el amor imposible es realmente romántico". ¿Por? No lo mata la rutina. La realidad no devora el ideal. Sólo son perfectos, impolutos, los amores que no existen más que en nuestra imaginación]

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Estos mecanismos no son más que eslabones de una cadena más amplia. El concepto básico que Allen parece proponer, o así lo entiendo yo, es que toda relación es parte individual de un organismo colectivo. El pasado matrimonio de Sally influye en su relación con Michael; el pasado matrimonio de Jack influye en su relación con Sam. El antiguo romance 'kamikaze' de Gabe le impulsa a conocer a la joven e impetuosa estudiante. ¡Hasta cuando Sally se acuesta con su nuevo amante, en plena intimidad, acaba pensando en quiénes de sus conocidos son 'zorros' y 'erizos', siguiendo a Isaiah Berlin, quien a su vez seguía al esquivo Arquiloco! Todo influye en todo; nuestra relación anterior nos condiciona la actual, que a su vez nos moldeará de cara al futuro.

Llegados a este punto, y al modo en que Borges enunciaba que la historia de la Humanidad podía ser la de un sólo hombre... Si todas las relaciones se influyen de tal manera, si en todas persisten las mismas etapas e, inevitablemente, el mismo fin (incluso cuando es la muerte la que separa)... ¿No forman todas las relaciones una única forma de relación?, ¿las relaciones interpersonales no son reflejo de la eterna relación del hombre consigo mismo?

Allen es humilde. No da respuesta, porque nadie la tiene. No es un vendedor de nubes. Si todo está destinado a fracasar, y lo que triunfa no se sabe a ciencia cierta por qué triunfa... ¿qué hacer?

Gracias.
Nuño
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