Si esta película tiene valía es por su sinceridad dramática. Es exquisito ver la elegancia con la que su director maneja el drama, sin caer en la emoción fácil, sin embriagar al espectador innecesariamente. Cinco historias con vida propia que comparten un espacio común, un barrio de Los Angeles, pero capaces de crear un microuniverso sentimetal donde las frases, los silencios, todo parece estar medido a la perfección. Sin duda, una de las visiones femeninas más diversas que he visto en el cine, sin clichés, sin vulgaridades, una visión positiva de los baches de esta vida. En resumen, un melodrama de lujo con actuaciones soberbias, inolvidable sintonía que sobresale en la transición pre-escénica, y una humanidad que rebosa por todos lados.