En una de las escenas de esta película, un personaje dice que le pone los pelos de punta que una maquina sin alma y sin corazón sea capaz de preparar un risotto perfecto y esa en general es la sensación que transmite la película: funciona como un reloj suizo, no tiene fallos evidentes y cumple su cometido de una forma tan eficiente como el frío personaje de Kate Mara, pero es casi imposible encontrar en ella un gramo de alma u originalidad.
Dicen que uno de los principales defectos de la mayoría de películas de directores debutantes es que intentan abarcar demasiado, y para evitarlo Luke Scott ha caido en lo contrario. Yo creo que demuestra talento y se ha visto todas la películas y series del genero de los últimos treinta años (¿es ese incidente en Helsinki una forma de hacer un guiño a "Orphan Black"?), pero ha optado por ir a lo seguro, construyendo un producto modesto en sus intenciones y su presupuesto, pulido, perfectamente rodado, con buen ritmo, un reparto de primera, especialmente Anya Taylor-J y un grupo de secundarios de lujo (Jennifer Jason Leigh, Brian Cox, Toby Jones, Michelle Yeoh, Paul Giamatti que tiene uno de los mejores momentos de la película), pero que no aporta ningún elemento nuevo ni original. Incluso el giro final del guion (que a mi me parece que funciona), recuerda a otros que has visto antes en decenas de películas o incluso un episodio de "Más allá del limite".
En resumen, a mi me no me ha aburrido en ningún momento y la hora y media se me ha pasado volando, pero si tengo que elegir, me quedo con la locura y la impresibilidad del defectuoso producto L9, antes que con la eficiencia sin alma del L4.