Vivimos tiempos confusos, donde tanto directores, productores, como guionistas, ignoran lo que busca el espectador. Por eso tal vez nos encontramos ante una ambientación lujosa, descarada, con impresionante atrezo, para caracterizar un producto al margen de la Barcelona de los años 20; mal retratada, carente de fidelidad a la época y la ciudad.

Luis Tosar sigue creciendo como actor, algo que parecía imposible. Nos encontramos ante el mejor profesional del momento, el más completo y versátil de los que se mueven en este complicado universo cinematográfico.

La película se ofrece gestionada desde la fachada, intentando cubrir sus deficiencias, a través de una mirada deslumbrante y seductora, a la vez que vacía de contenido.