Fascinante, arrebatadora, deslumbrante... profundamente entretenida, abarrotada de planos secuencia reveladores, donde transcurren hasta diez minutos, para que una chica lea una nota y se coma su cena sentada en el suelo y con la espalda arrimada a los muebles.

Puestas de sol, con secuencias de exteriores muy extensas y bien fotografiadas... y hasta creí ver el carromato de la Casa de la Pradera, una serie muy vieja de hace muchos años, que están pasando de nuevo en un canal de televisión. A lo mejor, pensé en mi cabeza: "Es un homenaje" Bueno, no lo sé y de lo que no sé, o no entiendo no me gusta hablar, como os habréis ido dando cuenta a lo largo de esta crítica.

Casey Affleck aparece con barba, y se pasa un buen rato besando a su chica y metido en cama sin hacer nada más que contemplarla y disfurtar del simple contacto. Es que... veréis: Estamos muy acostumbrados en el cine a correr, a correr, a correr... a los salvajismos. Debemos adaptarnos a las nuevas películas lentas, moderadas, que se toman su tiempo para contarnos lo que sea... con mucha ternura y mucho cariño del amor.

Por eso y como resumen final, deciros que hay que ser comprensivos con las personas y la vida humana de los seres que habitan en el planeta de la Tierra, aunque sea después de muertos.
Y dejar, si es posible, de dar por culo.