Una película con la que poder reflexionar sobre quiénes somos, qué queremos ser, o lo que se supone que debemos ser.
Una búsqueda de la verdadera personalidad de la protagonista.
François Ozon ha tenido la gran suerte de contar con esta actriz, Charlotte Rampling, para este película, ya que se convierte casi en un factor decisivo dado que logra dar una gran veracidad a la historia, un realismo que llegados a un punto, te sumerge en la historia a pesar de no contener realmente una trama demasiado innovadora, aun así, gracias a esta actriz, logra que estemos atentos a cada movimiento.