No pongo en duda que para los amantes del cómic original ésta debe ser su fiesta en largo, su puesta en imágenes real de su preciado Juez.

Y comparado con el film de Stallone ésto seria como comparar Tron 1 y Tron 2, visual y estéticamente superado con creces en esta secuela.

Pero ahí acaba todo. Cuando la simpleza de un argumento no se complementa con detalles de interpretación (aunque muy bien la Thirlby, ojo, su evolución personal es la lucha entre le ética y la justicia cuando se contradicen), cuando no aderezamos un guión con algún toque de locura, de humor, o de originalidad de algun tipo (lo de la droga y su ralentización no es que desentone, pero tampoco tiene nada de original), nos encontramos con una película plana, más mediocre que potente, más videojuego que historia interpretada.

Difícil lo tenía Urban para mejorar la interpretación de Stallone, primero porque su máscara impide casi cualquier expresión, y segundo porque lo de Stallone ya fue una interpretación penosa pero buena como él solo sabe hacerlo de mal, con al menos un toque de sarcasmo y humor negro, que aquí ni se huele... (otros "stars" con máscara, como Bale o Hardy, han conseguido sobresalir pese al hándicap de atrezzo evidente... así que tampoco se pide un imposible...).

El director, Pete Travis, británico de orígenes televisivos, con sólo tres largometrajes en su mochila (incluyendo éste)... ha conseguido contentar a una gran parte de los fans del cómic, pero ha dejado a la mitad de la peña cinéfila, incluído yo, en un limbo de decepción y con una mueca de amago de cutrez y de cansancio.

Peli para palomitas y olvidar con el primer telediario... sin pedir nada más.