Tercer film de Tarantino y, quizás, el más incomprendido. No es un guión original suyo, y eso se nota. Su pretendido homenaje al blaxploitation resulta algo fallido. No solo consiste en poner música soul y una protagonista negra. Aunque no he visto demasiadas películas de ese subgénero, lo que caracterizaba esos filmes era su look suburbial, más próximo al cine quinqui español, con protagonistas delincuentes o haciendo malabarismos para no atravesar la línea, muy sexuales y promiscuos. Y se ponían de coca hasta las cejas. Y, por supuesto, no contaban con amigos blancos entre sus filas. Todo esto se incumple en este filme. Jackie Brown no es una delincuente al uso, apenas hay sexo y el que hay, un polvo rápido, es entre blancos.

Y la historia es bastante triste. Todo un follón por .... ¡¡¡50.000 $!!! ¿la policía trabaja para pillar traficantes del tres al cuarto? el personaje de Samuel L. Jackson parece un malo de Torrente. Varias personas le tomarán el pelo. Aunque peligroso, es alguien mediocre e indigno de ser la némesis de la protagonista. En el fondo, es una historia de raterillos cutres, con un par de policías que ni piden refuerzos. Todo muy de andar por casa. Y el personaje de De Niro es el más torrentiano de todos, un desperdicio de papel y de actor.

Bueno. Tenemos el bla-bla-bla del cine de Tarantino -aunque sus diálogos provienen de la novela- algunos personajes interesantes, como Jackson o Forster y una Pam Grier que todo el rato habla con una mueca que le deja la boca torcida. Parece como cuando te pintas la mano como si fuese una boca... Quién quiera tiros y sangre, ésta no es su película.

Hay quién la considera una obra maestra. No seré yo. Se intuye que, tras el pretendido homenaje al cine de blaxploitation, a lo que realmente homenajea es al cine de yakuzas de Takeshi Kitano. Se intuyen aromas a "Sonatine" en este filme. Por eso resulta un filme que no remata, aunque Tarantino siempre es un director que, fallidas o no, sus películas son elaboradas y gustosas de ver.