Denostada por la critica gafapastítica (aún me recuerdo la de Fotogramas cuando la reestrenaron en 1982), es uno de los westerns menos conocidos de Leone. No aparecía Eastwood y se ha considerado como una obra menor. Todo lo contrario. Estamos ante una magnífica obra, una muestra de la madurez y el savoir-faire fílmico que adquirió Leone tras sus clásicos. Al igual que Hitchcock, Wilder o Ford, sus películas son tan personales que constituyen un género propio, que trasciende a los western y a los spaghettis.

¡Agachate maldito! se sitúa en una cruenta y cruel revolución mejicana, descrita de manera terrible con brutales escenas de matanzas a civiles inocentes, en la que Leone nos sumerge y nos sentimos desprotegidos ante tanto desmán; con un inicio en el que predominan escenas bufas y de comedia, la película evoluciona hacia un drama, con escenas muy tristes que te llegan al corazón, como la pérdida que sufre el personaje de Rod Steiger. Son dos películas en una. Leone sabe captar los sentimientos de cada momento de la vida de los protagonistas y consigue que sus actores los transmitan.

Los personajes principales, un magnífico Coburn y un genial Steiger consiguen hacernos creible su amistad y compartir con ellos su sufrimiento, ira, impotencia, venganza y sacrificio.

La música es fundamental en la película; como siempre Morricone se sale y es un personaje más de la misma. De gran ambientación, la película muestra el caos y el horror que se vive en cualquier guerra civil, en cualquier revolución, sea irlandesa o mejicana. En ese horror, las ideas pueden ser sacrificadas y traicionadas por gente idealista pero débil, ya que una revolución no es un juego y lo pagan los compañeros. La historia de los personajes está magníficamente trazada, con flashbacks en el caso de Coburn en Irlanda, las escenas de acción son espectaculares y hacen del conjunto de la película un clásico del cine y quizás la película que mejor muestre el desastre de una guerra civil.