La tercera película del año sobre enfrentamiento de superhéroes, y de la que menos se esperaba, X-Men:Apocalipsis, es sin embargo, un film más que digno, por su coherencia en el guión, su buena definición y profundización en los motivos de los personajes, por las dosificadas secuencias de acción, por la habilidad en introducir los personajes intentando respetar el origen de los comics y por resultar, en conjunto, un filme alejado de la típica blockbuster de tortazos y efectos especiales, para intentar ofrecernos un film más adulto y a la vez un espectáculo entretenido, ambientado en los años 80. Una gran sorpresa de un Bryan Singer que parecía en horas bajas.

Dentro de lo herético que resulta una adaptación de un comic, con los comentarios sobre si Scott Summers es mayor o menor que su hermano Alex, o que aparezca Júbilo en los 80, etc, cabe decir que la película anterior fue un reinicio de la saga, por lo que los guionistas se sienten libres de añadir unos personajes que sí aparecieron en los comics en los años 80. Y hay un montón de guiños a los seguidores del comic (ver spoiler).

El nuevo supervillano, Apocalipsis, no desmerece ni queda postizo, por muy recargado que sea su traje, mostrando su ominosidad tanto en el plano físico como en el psíquico (un acierto que recuerda el duelo de Xavier con el Rey Sombra de los comics), Fassbender aparece más torturado que nunca, dotando a Magneto de una profundidad cada vez más notable y de la que apenas disfruto en la trilogía original, McAvoy resulta un Xavier magnético, un lider nato, y el resto del elenco cumple con creces su papel. Para los fans de los tortazos, disfrutarán de una lucha épica, perfectamente diseñada, en la que se despliegan la enormidad de los poderes mutantes.

Buen filme. Promete mucho esta saga. Y recordar que hay escena post-créditos donde se desvela el nuevo villano.