Ya habiéndome no gustado la primera entrega de esta saga de películas sin gracia y de pretensiones muy poco ambiciosas o diferentes, pues son sólo comedias familiares simples y irrisorias, ya no esperaba nada de este filme. En esta segunda aventura, Martin Lawrence regresa con el papel igual de tonto de la anterior, sólo que esta vez la película prefiere copiar una fórmula y pegarla. Si tuviera que definirla, esta cinta es una combinación de "Una niñera a prueba de balas", "La Señora Doubtfire" y la primera parte de esta trilogía.

Copian la idea de un hombre duro, oficial de alguna agencia cualquiera, quien tiene que infiltrarse en la casa de una familia disfuncional, ganar su confianza, cuidar a los niños y darles "lecciones de vida". De ahí en adelante, volvemos con todo eso de los chistes fáciles de inodoro, caídas y golpes. Escenas que dan vergüenza ajena como la de la playa y tenemos todas esas persecuciones y todas esas cosas.
Lo cual, a pesar de que sólo cumple con la fórmula que compone a esta cinta, me lleva a decir que esta secuela es una pizca mejor que la primera; creo, por lo menos, que la trama está más enfocada y que, si bien hay muchos más agujero de guion y situaciones demasiado forzadas, la acción de esta secuela es un poco mejor que en la primera parte, ya que, mínimamente, aquí no hay tan sólo dos o tres golpes y listo. Considero que estéticamente la película está mejor, (fotografía, iluminación, los sets).

A pesar de todo ello, siguen habiendo muchos problemas en la trama: agujeros, incoherencias y muchas cosas que se resuelven de la nada, lo cual sólo consigue que toda película convenza sólo a los fanáticos de la primera, de tan poca exigencia.

En definitiva: Una secuela de pocas nuevas promesas; copia y pega lo que está de moda, somete a los personajes a situaciones incongruentes y, por lo menos, nos regalan a Zachary Levi que es el único personaje que tranquilamente podría existir, todo el resto parece sacado de un cuento infantil confeccionado por Whitesell.

Calificación: 4.0/10