"Calvary" cuenta básicamente la historia de un cura, podríamos decir que un buen cura si es que tal cosa existe, al que le toca pagar por los execrables pecados de otros curas. El buen cura ejerce su ministerio en un pequeño pueblo de una Irlanda en la que la iglesia católica ha dilapidado su antiguo prestigio, habitado por un puñado de personajes excéntricos con los que irá teniendo diversos encontronazos y con los que mantendrá diálogos ácidos, a ratos brillantes, a ratos un poco forzados, pero siempre interesantes. La interpretación de un Brendan Gleeson que se come al resto del reparto sin despeinarse es la columna vertebral de esta peculiar película que mezcla drama, humor negro, crítica social, y una estética que combina elementos de géneros tan dispares como el western, el terror y el drama costumbrista en unos parajes de belleza idílica que sin embargo transmiten, gracias a una gran puesta en escena, la sensación de inquietud que siente, o debería sentir, el protagonista.

Intensa, original, recomendable.