...Ese eslogan y otros parecidos aparecen en los anuncios televisivos en un futuro distópico donde un sistema dictatorial previene el crimen induciendo al suicidio con un sistema de ondas cerebrales o algo así a las personas de carácter violento y reciclando sus cuerpos para hacer comida rápida con la que alimentar a la población. Hasta que un peligroso asesino muta con las ondas, se hace más fuerte y adquiere la habilidad de hacer mutar a los demás, con lo que la autoridad manda a un escuadrón de motoristas armados hasta los dientes y liderados por una tía buena equipada con unos guantes que cortan (y cortan de cojones) a distancia y un escote de los de ir a buscar a Jacqs para desfacer el entuerto...

Suena bastante demencial, ¿no? Pues lo es. Demencial y divertido. Muy divertido. Humor negrísimo, ambientación postapocalíptica barata pero resultona, y sobre todo gore. Mucho gore. A toneladas. Cráneos despachurrados, miembros amputados, caras derretidas, jambos cortados por la mitad y barbaridades imposibles de todo tipo para regocijo de la afición. Lo que viene a ser marca de la casa de la productora Necrostorm, en la que es mi favorita de su catálogo.

Obviamente no es cine para todos los públicos ni para todos los gustos, pero si disfrutas con el gore más descerebrado, la ciencia ficción más pasada de rosca o el manga más ultraviolento, no te la puedes perder.

Amenazan con el inminente lanzamiento de una segunda parte y yo ya estoy salivando...