Un contable de la mafia tiene la genial idea de chotarse de sus jefes al FBI. Y claro, le mandan matar. A él y a toda su familia. El único que se salva es el benjamín de la casa, rescatado in extremis por una vecina que acababa de pasar a pedir café. Por suerte para el guaje, la vecina no es cualquier solterona amargada, sino una tía dura como el pedernal que conoce el mundo del hampa bastante bien y que se convertirá en el ángel de la guarda del chiquillo.

A partir de ahí, una huida llena de idas y venidas por las calles de un Nueva York bastante cochambroso, y una relación llena de altibajos aunque cada vez más estrecha entre ambos personajes. Hay un trabajo de dirección muy competente, una puesta en escena adecuada, escenas de acción y momentos de intriga suficientes para no aburrirse y algún diálogo acertadamente ácido, pero lo que realmente pone a "Gloria" por encima de los otros cuarenta o cincuenta ejemplos de película de "maleante de buen corazón y niño en apuros" es la interpretación absolutamente colosal de Gena Rowlands, que le da a su personaje una profundidad y una riqueza de matices inmensa, que transmite ternura, preocupación, amargura, furia y determinación con una naturalidad pasmosa y contribuye a rellenar con su trabajo algunos huecos del guión.

Bastante recomendable.

Y más aún recomiendo huir como de la peste del infame remake protagonizado por Sharon Stone.