Con el paso del tiempo hay mejores medios, las escenas de acción son más espectaculares y sobre todo más reales. Se puede sentir la velocidad y la altura del protagonista.

Todo lo bueno que tiene la evolución del cine está en esta película y mejora notablemente a la saga anterior.

Pero si hay que destacar algo de esta película es la interpretación de los actores. Y eso no tiene nada que ver con el tiempo, sino con la elección y la calidad.

Algunos se rasgaran las vestiduras al hablar de calidad interpretativa en una película del tipo Spiderman, pero así es.

Peter Parker es un chaval tímido y con el que es fácil meterse. En lucha con los abusones del colegio pero sin el valor necesario para hacerlo. Y eso es lo que se nos muestra. Y de repente, por un picotazo, todo eso cambia. Aunque no aparezca que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, dicho poder cambia al personaje.

El doctor se vuelve loco con una buena intención pero el poder no le corrompe del todo.

Una chica con sentimientos y un padre sobreprotector.

Vamos, que a diferencia de todas las anteriores, una historia con personalidades definidas, combinadas con toda la evolución técnica de nuestros días.