Una historia de amor sencilla, pero que engancha hasta el final. Una bonita historia. Ese es un importante ingrediente para una buena peli. Si tienes una bonita historia y la ruedas con estilo y buen gusto (y algo de dinerito, que nada es gratis) el éxito está cerca. Si le pones una banda sonora bonita, tipo Cinema Paradiso, más cerca todavía. Y si vestuario, maquillaje y fotografía colaboran con la causa, estarás cerca de petarlo. Bien, todo eso lo tiene esta peli. El problema, para mi gusto, es que las interpretaciones de los dos protas son demasiado clown. Eso es algo que suele ocurrir en el cine japonés, y suele quedarle bien. Es el sello nipón, esa expresividad directa y acentuada, casi infantil o naif y que tan bien funciona en otra películas japonesas. Pero aquí, con esa historia y ese guión, convierte a los personajes en parodias y los aleja de la sutileza emocional que podría convertirla en una buena película.
Con todo es una bonita historia y se pasan volando las casi dos horas que dura. Apta para todas las edades, para amenizar un domingo de lluvia o así.