Hace unos tres o cuatro años Wonder Woman fue uno de esos raros éxitos inesperados que de vez en cuando ponen de acuerdo a gran parte de la crítica y audiencia y que sorprenden incluso a sus propios productores. Patty Jenkins supo tomar un proyecto con un tremendo potencial de salir mal y con la complicidad de una inmensa Gal Gadot y un guion sencillo pero bien pensado, dirigió una película que no revolucionó nada pero que se veía con la satisfacción de descubrir un personaje y una franquicia muy interesante y con mucho por contar.

Así que era lógico que esta secuela se esperase con tantas ganas, y más en esta pandémica época de nula actividad cinematográfica. Y tal vez por ello el chasco ha sido monumental. WW1984 es el reverso tenebroso de su eficaz predecesora. Lo único que comparten es a la pareja protagonista, porque todo lo demás es mucho peor en esta.

La idea original ya no era demasiado brillante, pero el guion que la desarrolla es aún peor, una sucesión de tópicos, agujeros argumentales, deux ex machina vergonzosos y una dosis exagerada de moralina gruesa y buenismo de garrafón.

A ello se suma un elenco que tampoco está para tirar cohetes, aunque con este guion es difícil salir airoso del brete. Incluso Gal Gadot (siendo de nuevo la mejor de todos) no brilla tanto como en la primera.

Y con una duración excesiva (dos horas y media con tres o cuatro escenas de acción en todo ese tiempo) y unos efectos especiales terriblemente mediocres, Wonder Woman 1984 se estrella y malogra otro personaje y otra franquicia que parecían tener un magnífico futuro y que se puede estar metiendo en un callejón sin salida.