Fría, despiadada y sin escrúpulos, es la labrada reputación que precede a Elizabeth Sloane, papel interpretado por una imparable Jessica Chastain. Se verá envuelta en los hilos de un juego que ella misma ha ayudado a tejer, donde, en palabras de la protagonista; “siempre tienes que ir un paso por delante de tu oponente y mostrar tu carta final, justo después de que este muestre su último movimiento”. Importantes palabras y toda una declaración de principios que servirán como leit motive del personaje desde los primeros minutos del film hasta el mismísimo apoteosis final.
Los trapos sucios de un corrupto sistema político americano al descubierto, con la controversia de la Segunda Enmienda, que permite portar armas de fuego, en el epicentro del flim y una ciudadanía siempre dividida con respecto a un tema tan endémico del país y grabado a fuego en la Constitución y los corazones de los estadounidenses. La determinación de una mujer hecha a sí misma, que hará tambalearse dicho sistema, motivada por su particular ética personal.
La película se sostiene sobre un sólido guión, siendo la columna vertebral en la que apoyarse. En ocasiones algo confuso ante el bombardeo constante de información, gracias a unos diálogos ágiles y mordaces, para un público en su mayoría neófito frente a este tipo de trama y tejemanejes políticos del imperio estadounidense. Un libreto liderado por una Jessica Chastain inconmensurable en la piel de Sloane, como ya hiciera en “La noche más oscura”, que se echa a sus hombros todo el peso de la trama, siempre muy bien arropada por el resto del reparto. Unos personajes excelentemente construidos, a base de trabajo de guión y dirección de actores. Esto hace del conjunto una máquina perfectamente engrasada.
A lo largo de toda la cinta se mantiene, cámara al hombro, un pulso narrativo impecable, sin que en ningún momento se resienta el ritmo de la película, continuamente despierta y enérgica, sin rendirse al agotamiento, como la propia Elizabeth Sloane, presa de su propio personaje, al rededor de quien ha edificado su vida profesional, rechazando la personal.