Una buena película que me enganchó desde el minuto uno, estaba en mi lista de peliculas que queria ver, pero no recordaba haber visto ni siquiera un trailer. La casualidad quiso de que en este momento personal viera una película sobre dos amigos que emprenden un nuevo proyecto y hacen una fortuna, creando una empresa de la nada, intrusos, advenedizos en un mundo pequeño y cerrado, en donde aterrizan y consiguen hacerse un hueco en esta industria tan lucrativa.

Jonah Hill realiza un trabajo impresionante y eclipsa la pantalla con su actuación. Se mete en el papel de un tipo realmente peculiar, odioso pero interesante por su energía y determinación. Una persona completamente amoral, pero para dedicarse al tráfico de armas, supongo que es el perfil ideal.

Miles Teller es el escudero moderado de un Jonah Hill quijotesco, le da el punto de cordura y seriedad. Otros muchos actores podrían haber interpretado al joven David Packouz, pero hace bien su papel de masajista que necesita algo de emoción en su vida y vaya si lo encontró, con el codicioso Efraim Diveroli, tuvo la experiencia de su vida.
Interesante el personaje de Iz, interpretado por Ana de Armas, una bella esposa a la que el paupérrimo masajista quiere dar una buena vida y no dudara en vender su alma al diablo.Creo que es un personaje de ficción o por lo menos lo es el tipo de relación que tenían.
Uno de los personajes mas interesantes, aparte del interpretado por Kevin Pollack es el de misterioso traficante internacional que interpreta Bradley Cooper, dos papeles cortos pero interesantísimos.

Lo mejor de la película es que ocurrió de verdad, dos fumetas consiguieron hacer negocios de millones de dólares con el gobierno de EEUU. He leido en algun sitio que tiene un estilo muy parecido a Martin Scorsese y si se parece a Uno de los nuestros. Pero aunque siempre digo que está todo inventado, no he visto una pelicula de mafia que sea interesante, desde hace años. Aunque parece que nada puede sorprender, esta historia es original, muy original, es una prueba fehaciente de que la realidad siempre supera a la ficción.