Una interesante película sobre las consecuencias del Holocausto para un hombre mezquino que consiguió salvarse de los juicios de Núremberg, que gracias a un viejo judío que estaba ciego y que descubrió que su vecino en Buenos Aires era el ex oficial nazi Adolf Eichmann, responsable directos de miles de asesinatos de judíos, gitanos y enemigos del régimen.
Parece ser que tuvo un exceso de celo que le llevo a continuar con el genocidio a pesar de que tenia ordenes de no continuar matando.

Una buena caracterización de Thomas Kretschmann interpretando a un monstruo, un villano que es recordado por su maldad y sus crímenes contra la humanidad.
Sobria y correcta actuación del hijo de Jane Fonda, Troy Garity con el pelo engominado hacia atrás, con un físico que me recuerda a otros personajes judíos como Ross Geller o Howard Wolowitz.

El mal forma parte del ser humano de manera inherente, pero el bien también forma parte nuestra naturaleza y tenemos la posibilidad de decidir como obrar. Siempre ha habido guerras y nunca se ha vivido en un estado idílico, eso no ha existido nunca. Aunque en el pasado y en otras culturas y civilizaciones perdidas ha habido magnicidios, me llama mucho la atención lo que pasó en Alemania en pleno siglo XX, con una sociedad moderna, con formación universitaria y cultura se perpetraron asesinatos contra hombres, mujeres y niños inocentes. Supongo que la mayoría de la población no vio venir ni llego a imaginar nada de la Solución Final.