No se puede considerar una buena película, su ejecución pesa por encima de su concepción e imaginario. Es dual, está destinada tanto a un público adulto como a uno infantil, pero sus efectos especiales, así como la pesada y repetitiva música ochentera, no juegan a favor de su encanto sino que lo eliminan por completo, dotándole un aterrador aspecto de telefilm barato que, eso sí, puede hacer las delicias de un niño melancólico y soñador en una tarde invernal. Tampoco merece la pena como rareza, pues no aporta nada nuevo que cualquier cinéfilo/a no haya visto.