No tiene la autenticidad, que te hace dudar y horrorizarte más si cabe, que sí contiene "Holocausto Caníbal". Pero Roth no quiere hacer un falso documental, no. Él busca atraer comercialmente al espectador hasta que, cuando está ahí, mirando su película y esperando cómo se desarrollarán los hechos, extrae sus armas más poderosas. Y es en ese momento, de rojo y verde (pasión y esperanza) cuando la película contiene frames inolvidables, sin llegar al misticismo. Ahí se queda Roth, navegando entre dos tierras, pero sin defraudar.