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España España · Madrid
Voto de paki:
10
Drama. Comedia A Woody Grant, un anciano con síntomas de demencia, le comunican por correo que ha ganado un premio. Cree que se ha hecho rico y obliga a su receloso hijo David a emprender un viaje para ir a cobrarlo. Poco a poco, la relación entre ambos, rota durante años por el alcoholismo de Woody, tomará un cariz distinto para sorpresa de la madre y del triunfador hermano de David. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora parecerá oportunista decirlo, pero a mi me encanta Bruce Dern. Lo sigo desde hace años y he ido a ver esta película porque era el protagonista y había ganado premios y el reconocimiento que se merecía. Me alegré mucho por él. Bueno, tengo que contar que yo le llamo “Manolo” porque es igual, clavadito, que un novio del pueblo de mi adolescencia. Tanto que la primera vez que le ví, en algún recóndito desierto del oeste americano, aluciné… Y cuando aparece en alguna película me vuelvo loca “Es Bruce Dern… Manolo…” Por el nombre, casi nadie lo conoce pero cuando les enseñas quién es, resulta que todo el mundo se ha fijado en él… “Ah, sí, siempre hace de malo. o está en la pandilla de los malotes, o le matan enseguida…” Es verdad. Una injusticia. Tiene personalidad, fuerza y atractivo, lo que no tiene es suerte… Hasta ahora…

Ahora Bruce-Manolo tiene el papelón de su vida. El que llevaba muchas películas mereciéndose. En Nebraska, es Woody un hombre decrépito, fracasado y alcoholizado. Unas cosas como consecuencia de las otras, se adivina que es un hombre acabado, sin rumbo ni norte, corriendo por una carretera hacía una fantasía que, sin embargo, lo mantiene vivo, que no sobrio. Se ve que ha llegado hasta allí rodando tan cuesta abajo que ya no podrá mantenerse en pie porque siempre le pilla borracho. Tiene motivos claro, ahí también unas cosas llevaron a otras y tiene una vida tan triste, con una mujer que le insulta y humilla constantemente y unos hijos que le perdieron el respeto, que ya no se sabe si bebe para olvidar u olvida para seguir bebiendo. Nadie da un duro por él hasta que gana un concurso de un millón de dolares y se pone en marcha para reclamar su premio. En realidad, todo es tan cutre, falso y miserable como su vida, pero Woody se agarra a ello como si fuera el cheque que le devolverá la dignidad perdida, el respeto de los demás, las cosas que fueron desapareciendo sin saber cómo, o, sobre todo, la forma de resarcir a sus hijos por una infancia ahogada en alcohol y ausencia. No pide mucho. Cuatro cosas para recuperar o recordar quién fue un día: una furgoneta, un compresor, una herencia para sus hijos…

Por lástima, por curiosidad o para no repetirse en su historia, su hijo David se ofrece a llevarle a recoger el premio. Y aquí empieza la película y la historia de amor. En ese viaje, David conoce a su padre de verdad. Al hombre que podía haber sido si no hubiera nacido donde nació, sin tener oportunidades para mejorar de vida, condenado por el ambiente, por la época y por las circunstancias a repetir los comportamientos de su familia, vecinos y amigos. A lo mejor con un poco más de ambición, o de mala uva, o de egoísmo, como muchos de los que le rodearon siempre, hubiera dejado de ser un pobre buen hombre y hubiera sido un listillo, un aprovechado o un cabrón como tantos… En el pueblo donde nació y vivió descubrió al niño que empezó a beber porque todos lo hacían, al soldado que volvía siempre derrotado de las guerras, a la novia que pudo haber cambiado su vida, a la mujer que nunca le entendió, a la amante que podría haberlo hecho feliz, al amigo que le robó el compresor y el futuro, a la familia, egoísta, que lo despreció y abusó de él… Cualquiera se hubiera echado un trago de más con esa perra vida…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
paki
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