Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de paki:
9
Drama Hirayama parece totalmente satisfecho con su sencilla vida de limpiador de retretes en Tokio. Fuera de su estructurada rutina diaria, disfruta de su pasión por la música y los libros. Le encantan los árboles y les hace fotos. Una serie de encuentros inesperados revelan poco a poco más de su pasado. (FILMAFFINITY)
29 de febrero de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sé cuántos de mis conocidos han visto esta película... porque me lo han dicho. Es uno de los efectos que te produce. El primero. Quieres contárselo a todo el mundo y preguntarles si ya la han visto. La recomiendas vivamente, como si fuera cosa tuya, como si hubieras descubierto un secreto. Es maravilloso eso. Las ganas de comunicarte que te produce. A lo mejor hasta has ido solo al cine, pero sales con el secreto. Has compartido una vida muy pequeña, silenciosa y enigmática por el orden y la matemática pura con que te ha seducido.

Al principio, echas un pulso con la película. Te parece conocer la mecánica del día y el orden de las cosas del protagonista, Hirayama. Te distraes un poco con cosas nimias: qué mal desayuna y qué poco come, qué increíbles váteres hay en Tokio, qué buenos libros lee, qué deprisa se levanta y qué fotos tan curiosas hace... Pero todo eso, tan poquita cosa, va formando una arquitectura muy sólida porque, como él dice en su sabia paradoja: "los cambios son los que hacen que lo demás tenga sentido".

Y no es paradoja sino coherencia porque no solo es un árbol fuerte y hermoso, digno de ser fotografiado en su serenidad de cada día sino un bambú (me gusta esa horizontal orientalidad) flexible moviéndose a lo que traen los aires nuevos.

Es que, a esas alturas de la película ya no piensas demasiado. Te has pegado a su costado y escuchas esa música que te trae recuerdos a tiempos felices, a épocas duras, a poesía resistente y a una loca felicidad estúpida de sentir que ese puede ser un día perfecto.

Hay que currárselo muchísimo, claro. Por la noche hay pesadillas, recuerdos y cicatrices a los que no se puede poner en orden ni establecer horario, pero hay un fluir interno/externo, humor, ternura, comunicación, silencio y comunicación que te ha seducido tanto que solo tienes ganas de ir y contarlo...

Diría algo del increíble actor o del gran Wim Wenders, redivivo y tan grande como se ve que nunca ha dejado de ser. Diría que son una combinación perfecta, junto con la historia, la música o la fotografía, para hacer un peliculón que no lo es, sino la vida misma.

Byung-Chul descansa. Hay muchos filósofos y hacen cine.
paki
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow