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España España · Madrid
Voto de paki:
9
Drama Bachir Lazhar, un humilde maestro de primaria de origen argelino, es contratado en un colegio de Montreal para sustituir a una profesora que se ha suicidado ahorcándose dentro del aula. En la escuela, Lazhar entra en contacto con un grupo de niños que están muy afectados por el trágico suceso. Pero Lazhar entiende bien el duelo de los pequeños porque él también ha sufrido una gran pérdida. (FILMAFFINITY)
26 de noviembre de 2013
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He visto últimamente tantas películas de colegios que creo que podría ayudar al ministro del ramo a elaborar la nueva ley de educación. Saldría igual de mal, claro, pero mucho mejor documentada que la suya.

Bueno, de todas esas películas, ésta es la que más me ha gustado. Es la más optimista; seguramente porque los niños son más pequeños pero más adultos, en el mejor sentido de la palabra, y el profesor no es tal, pero es muy bueno, en el mejor concepto del término. Y el resultado de todas esas contradicciones es que me ha resultado la más auténtica, creíble y conseguida. Soñar cuesta tan poco (menos que una beca) que me parece que ha retratado el mundo de la educación como puede, podría y, tal vez, algún día sea.

En realidad trata sobre una clase donde se aprende a convivir, a convivir aprendiendo, a aprender aprendiendo y a convivir conviviendo... Todo un aprendizaje. Más difícil de escribir que de vivir, si las cosas fueran como deberían ser, claro... Y el comienzo de todo no es nada optimista. Todo lo contrario. Con una gran síntesis de imágenes, pero brutal en su sencillez. Todo blanco, alegre, limpio y, de repente, lo brutal... Los niños, de unos 8 a 10 años, están traumatizados por algo terrible e inasumible para ellos. Cada día dan clase con el recuerdo indeleble de la muerte. Hablan pero no hablan. Está en el silencio, en las explicaciones de los adultos, profesores, psicólogos y padres, en la conciencia de todos, intentando "des-traumatizarse" para que la vida y la muerte sigan su curso como las lecciones que hay que continuar dando y recibiendo...

El profesor Lazhar es solamente un sustituto. Alguien que llega en ese punto y aparte para continuar o volver a empezar donde se quedaron. Por su parte, es también un hombre herido. Como ellos. Traumatizado. Como los niños. Con sus propios recuerdos de muerte, imposibles de asumir. Pero lo intenta. Tiene que aprender enseñando. El contacto entre uno y otros es terapéutico. El hombre les enseña respeto, supervivencia, adaptación, sinceridad... a veces con libros gordos que no entienden, o en un idioma que les suena raro, pero que es el suyo propio porque viene traducido en ternura, autoridad, comprensión y paciencia. Los niños, variopintos, de todos los colores y situaciones, le dan su propia lección. Todos aprenden. Pura educación...

Me gustó mucho. Me hubiera quedado en esa clase de mundo donde existía la comunicación, la ternura, la sinceridad y el humor. Pura ficción, tal vez. En cualquier momento, piensas que puede abrirse la puerta y alguien pedirá papeles, informes, decretos y leyes, y todo quedará en una utopía... De momento. Tal vez un día serán más importantes los profesores que los ministros y todo cambiará para mejor... Ay, sí... esta película me hizo soñar..
paki
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