Si bien es cierto Tom Six al dirigir y escribir The Human Centipede creó una obra maestra sin igual que en muy poco tiempo se ganó con gran justicia la etiqueta de película de culto, pudo reinventarse de la mejor manera.

La primera parte se aleja de lo ordinario y vulgar. Para muchos fue una crítica a los nazis, especialmente a los experimentos que se hacían a seres humanos, experimentos tan crueles como estúpidos. No hay mejor representación de esa nefasta época que la tortura de inocentes para unirlos, cociendo sus bocas con el ano de su prójimo.

Esta segunda entrega, sin lugar a dudas, es infinitamente más visceral que su antecesora. Su visionado es una experiencia de aquellas, una verdadera pesadilla hecha realidad, un infierno terrenal. Es desde ya una de las películas más brutales que se ha podido realizar a través de la historia del cine, capaz de incomodar hasta al más fanático del terror gracias a lo gráfico de sus escenas. Aquí no se pretende simbolizar nada, ni mucho menos criticar, la única razón de su existencia es desear nunca jamás caer en manos de un desquiciado como el personaje principal.