Disney es tan ciclotímico que me da pereza. Cada vez que llega un ciclo magnífico, a continuación, nos acribilla a secuelas. Primero fue con las horribles segundas partes "home to video", y ahora, son las películas de sus clásicos en acción real, y es en estos casos en los que uno se da cuenta cuando intentan aprovechar las vacas flacas de ingenio y originalidad.

Cuando me enteré de que iban a hacer este remake, no pensé tanto en una adaptación de la película de 1991 sino más bien de una adaptación del musical de Broadway que hemos disfrutado en los teatros de todo el mundo. Y si lo pensáis detenidamente, es más eso que otra cosa. Yo creo que ellos tenían claro que no iban a hacer la película de dibujos escena por escena, sino que iban a coger lo mejor y a recrearlo en pantalla. Claro, lo mejor sí es cierto que está recogido, la historia es bastante fiel a la original, e incluso me atrevería a decir que es una prolongación con escenas nuevas (algunas extraídas de la partitura de Broadway). Por el camino se han perdido esos pequeños maravillosos detalles que hacían grande la película (por poner un ejemplo, en la escena del baile, cuando Bella se frota con el pecho de la Bestia y los objetos saltan de alegría mientras las pinturas cobran vida, entre muchos otros) que no han sido suplidos por otros.

La magistral introducción narrada en las vidrieras es sustituida por un baile barroco que te desvela ya cómo es la apariencia de los habitantes del castillo antes de tiempo. Ya se ha roto la magia nada más empezar. Todo ese misterio que envuelve la obra se lo han cargado en el minuto uno (y sí, la hemos mil veces, pero queremos seguir sorprendiéndonos al final).

El reparto en general está bien, especialmente Luke Evans, que nos crea un personaje tan real que es una maravilla. Emma Watson está correcta, pero jamás me hubiera imaginado a Bella así, no termino de encajarla. La Bestia en CGI no me termina de convencer. Antes los efectos especiales se hacían con maquillaje y silicona y eran mucho más realistas, ¡qué pesados son con el ordenador! La Bestia ya no es un ser desgarbado y un patán, ahora es un maleducado gruñón, más estirado que un palo, con una evolución nula.

Las escenas musicales son parecidas a Broadway y las han sacado un buen partido en ese aspecto, salvo "¡Qué Festín!" que es en 3D y es absolutamente horrible. Me daban ganas de romper toda la vajilla, encerrarme en el cuarto y no salir jamás a cenar. El diseño de los objetos no es que ayudara demasiado: en general son feos y fríos; sí, más realistas, pero sin un ápice del encanto de la cinta de 1991. Chip ha desparecido del metraje casi por completo y nos han privado de su carismática inocencia.

Otro chasco ha sido el score. Las canciones son las mismas, sí, pero ¿era necesario renovar una música tan excelente? ¡Pero si ha empeorado! Nunca pensé que Menken pudiera hacer algo malo... ¡se me ha caído un mito! Casi hubiera preferido que usaran las mismas del 91, ya puestos, que más da. Y la nueva canción de Celine Dion es aburrida como ella sola. Amén de la versión de "Beauty and the Beast" de Ariana Grande y John Legend, sin un ápice de pasión en lo que cantan. Olvidables.

Obviamente, calcando todos los elementos de la cinta original el resultado no puede ser malo, pero no mejora nada, las nuevas escenas no dan más profundidad y no aportan información relevante. No han sabido aprovechar los elementos que tenían sobre la mesa. Pero no les culpo, hay cosas que no se pueden superar: las obras maestra son únicas en sí mismas porque no se pueden replicar. Como nostálgico, y siendo una de mis pelis favoritas, salí con una sensación agridulce del cine, me gusta, porque sigue siendo La Bella y La Bestia, pero no me apasiona tanto como la de dibujos ni por asomo.

Y lo peor está por llegar. Nos van a bombardear con remakes en live action de todos los grandes clásicos. ¡Miedo me da Will Smith de Genio en Aladdín! ¡A saber a quien eligen como Ariel! Me echo a temblar.

Si los de Disney emplearan sus fuerzas en sacar cosas nuevas y originales, todos estaríamos más contentos y el séptimo arte saldría ganando.