Si Silent Hill de Christopher Gans es una de mis películas favoritas de terror por su ambientación, argumento y BSO, perfectamente extraida de la saga de videojuegos original, esta secuela supone la antítesis de todo ello y una verdadera blasfemia al género.

El mayor desastre de esta secuela es, sin duda, el destrozo audiovisual presente durante todo el metraje. Ese buen hacer de la primera película ha desaparecido. La fantástica ambientación se ha perdido. La BSO se antoja escasa, mal seleccionada y no está presente en momentos clave que requerirían de su uso. Olvidaos de escenas memorables como la de la sirena y el cambio a la dimensión infernal.

Sin duda el mayor problema de la película son unos efectos dignos de serie B. La mediocridad alcanza cotas inimaginables cuándo se llega a Silent Hill y se observan los cambios de esta entrega respecto a la anterior. Cenizas del tamaño de papel del wáter, una Alessa cutrísima con unos FX cantosos y una dirección pestilente que denotan la mano de Basset, muy alejada de la sobriedad y buen hacer de Gans.

Basset opta por ir al grano. Su cine es directo, cutre, importa más mostrar que sugerir y en ciertos momentos denota una estética videoclipera casposa que tira de espaldas.

Las interpretaciones, a diferencia de la primera película, son un bochorno. Sean Bean hace lo que puede pero no salva de la quema a un reparto mediocre típico de cine adolescente de terror.

A los únicos a los que se ha respetado en este desastre artístico es a cabeza pirámide y las enfermeras. Aunque cabeza pirámide protagoniza una escena lamentable al final de la película, por lo que tampoco se puede decir que hayan respetado algo.

¿El argumento? Sorprendentemente es lo más salvable de la película. Intentan conectar a esta película con la primera y ser relativamente fieles al videojuego, con más de un guiño a la saga. De nuevo volvemos a hallarnos ante un caso de crítica y parte del público que deben ser bastante cortos de entendederas, porque la película ni es compleja, ni confusa ni difícil de seguir. Es simplemente mala, a secas.

Silent Shit es una puñalada al seguidor del buen cine de terror y de la saga de videojuegos, pero sobre todo al primero. Esperemos que no haya más entregas de este esperpento, porque si van a seguir con esta tónica prefiero quedarme con el grato sabor de boca de la película de Gans.