Visualizo el filme como un coche que debe hacer una carrera en línea recta. Este vehículo está estropeado y no acaba de arrancar, avanza lento, parsimonioso y de forma penosa. De repente, cuando parece todo perdido, el bólido alcanza los 400 km/h y realiza un tramo impresionante para, cuando está a punto de llegar a la meta, volver a romperse.

Esto es Malos tiempos en El Royale. 50 minutos de aburrimiento puro y duro que deberían servir para presentar a los personajes y suscitarnos interés para después meter un ritmo apabullante en los siguientes 45 y que, de repente, se detendrá en el tramo final para volvernos a aburrir.

Una historia muy simplona en un metraje muy largo, con una forma de contar la historia demasiado preocupada en emular a Tarantino. Aquí Goddard ha cometido un fallo terrible y es que se ha traicionado a sí mismo. Una lástima porque La Cabaña del bosque es una auténtica maravilla y tenía todos los ingredientes para repetir exitazo.