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Voto de Lucía Berger:
1
Romance. Drama Adèle (Adèle Exarchopoulos) tiene quince años y sabe que lo normal es salir con chicos, pero tiene dudas sobre su sexualidad. Una noche conoce y se enamora inesperadamente de Emma (Léa Seydoux), una joven con el pelo azul. La atracción que despierta en ella una mujer que le muestra el camino del deseo y la madurez, hará que Adèle tenga que sufrir los juicios y prejuicios de familiares y amigos. Adaptación de la novela gráfica "Blue", de Julie Maroh. (FILMAFFINITY) [+]
3 de enero de 2017
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que “La vida de Adéle” es algo así como una película representante del lesbianismo y de la libertad del amor, es insultar a nuestra inteligencia.
Llamar exagerada a cualquier lesbiana que se sienta incómoda y ofendida ante estas escenas sexuales, que sienta pena al ver a dos actrices jóvenes y guapas obligadas a grabar posturas sexuales durante horas y que ellas mismas admitieron que lo pasaron mal, que se molesta al ver a estas chicas soportando esa tortura con el propósito de subir audiencia, llamar exageradas o rabiosas o ignorantes a esas lesbianas que sienten que esta película es sexista, es confirmar lo que muchos piensan: que las mujeres no tenemos otras cualidades más que la belleza que podamos hacer valer, o que, si las tenemos, como en el caso de estas dos magníficas actrices, no son suficientes. Ambas protagonistas demuestran unos valores interpretativos espléndidos a lo largo de la película, pero al director no le bastaron para convencer al público únicamente con ellos y tuvo que desnudarlas y ponerlas a practicar sexo durante gran parte del metraje. Y para colmo, hace que la relación sexual con los chicos sea mínima o que ni aparezca en pantalla, para que el contraste sea aún más llamativo.
Y quieren hacernos creer lo libre, bella y avanzada que es una película así. Eso es tomarnos por idiotas. Llamar evolución y avance a seguir reproduciendo en el cine el papel de mujer reclamo es muy triste. Es involución, no evolución. Y más triste aún es mostrar escenas lésbicas tan explícitas con ese punto de vista provocativo.
Decir que es una simple escena de sexo y que no está representada con morbo es tomarnos por memas. No nos molesta que haya escenas de sexo (heterosexual o lésbico) en una trama. Nos molesta saber que si éstas hubieran sido mucho más breves y sugerentes, la película no habría tenido tal repercusión. No nos molestan esos bellísimos cuerpos. Nos molesta saber que el director los ha utilizado únicamente como reclamo y que a las actrices no las ha valorado tanto por su talento como por ellos.
Llamarnos retrógradas porque nos molestó la explotación del sexo denota una escasez de miras preocupante. Esta película no es símbolo de avance ni de igualdad. Es involución y sexismo. La adaptación de Kechiche no hace sino alimentar estereotipos contra los que luchan diariamente multitud de colectivos. Es el símbolo de cómo no debe crearse una obra: de manera zafia, grosera, rancia y machista. Y explotando, además, los cuerpos femeninos.
Lucía Berger
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