Este fue el comienzo de la impresionante carrera del que, para mí, es uno de los mejores directores de esta época, Paul Thomas Anderson. Se nota que es suya desde la primera escena y sobre todo si nos fijamos en el apartado técnico (esos travellings que hace en el interior del casino o los originales zooms marca de la casa). Interesante y buena historia, es un poco más floja que sus posteriores obras pero con el signo de identidad que servirán para reconocer su estilo (el enfásis en las relaciones paternofiliales entre sus personajes) Las actuaciones de los actores como Philip Baker Hall o John C. Reilly son excelentes y demuestan su calidad como lo harían en las posteriores 'Boogie Nights' y 'Magnolia'. En definitiva una película buena y idonea para pasar un buen rato.