Michael Haneke nos presenta una cinta incomoda, agobiante, perturbadora, pero sobre todo dura y muy real. Esa realidad tan poco convencional en el cine de este género es la que nos hace sentir un agobio constante a lo largo de todo el metraje. Se puede palpar la veracidad de los personajes y la angustia de cada situación.
Comienza con una familia feliz que se va de vacaciones a su casa cerca de un lago, circulan con su coche y conversan tranquilamente, pero de repente suena una música violenta, casi ofensiva, que te desencaja y te deja una sensación de incredulidad por lo poco conveniente de esta y lo llamativa que resulta, a la postre resultará un aperitivo que presagia el macabro juego que nos disponemos a presenciar.

Después de esa llamativa presentación los acontecimientos se desarrollan de forma muy lenta, casi parece un documental mas que una película. La familia llega a casa y hace su vida normal sin ningún problema, la historia se toma su tiempo en arrancar para que nos metamos en la cotidianidad de una familia de lo mas normal con la que nos podamos identificar de alguna forma. Pero la calma desparece cuando irrumpen dos adolescentes con aparentes buenos modales y de buen ver que intentarán acabar por ser pesados a toda costa, hasta el punto de no querer marcharse de la casa familiar bajo ningún concepto con la excusa de que les entreguen unos huevos. Ahí comenzaran los dos jóvenes a demostrar sus verdaderas intenciones, pasaran de las palabras a la acción, humillando a lo pobre familia y maltratándola sin mas motivo que la pura diversión.

Los dos agresores no tienen ni mucho menos la imagen que pensamos de unos asesinos, son unos adolescentes aparentemente de buena familia, bien educados y disfrutando de sus vacaciones de etapa estudiantil. No tienen ningún móvil para cometer estos crímenes salvo el de la pura diversión. Llegaremos a saber más bien poco sobre el entorno de estos angelitos.

'Funny Games es muy poco convencional, habrá gente que la odiará a mas no poder por esos planos interminables rodados intencionadamente así para agobiar al espectador o tal vez por la cruda y fría violencia que se respira durante todo el metraje. Intenta provocar repulsión hacia los dos psicópatas descaradamente.
Pero también habrá gente que ame esta obra por su capacidad para removerte del sillón, su agilidad para provocar una presión psicológica sin mostrar apenas sangre u otros recursos o por lo insólitamente macabra que resulta.
Sea cual sea el parecer de cada espectador, es de admirar el sórdido juego que nos propone Haneke, por que al fin y al cabo juega de igual forma con la malograda familia que con el espectador.