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México México · Playa del Carmen
Voto de HRNLZ:
9
Romance. Drama. Comedia Barry (Adam Sandler) es un tipo solitario y poco sociable que fue educado entre siete hermanas. La sobreprotección que se le dispensó desde niño le ha impedido enamorarse. Un día descubre un error en un concurso con el que tiene intención de ganar miles de millas en billetes de avión. Mientras tanto, por mediación de su hermana conoce a una misteriosa mujer (Emily Watson) con la que inicia una romántica aventura. (FILMAFFINITY)
22 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El famoso cantautor norteamericano Jim Morrison, ya mencionaba una y otra vez, casi entre líneas, en "Los Señores" (uno de sus más oscuros poemarios, escrito desde el autoexilio en París, a casi nada de su fecha fatídica), pautas, claves, descubrimientos acerca de la cinematografía, con ese punto de vista característico suyo, tan espiritual, enrevesado y embriagante; no sin antes dejar en claro su postura tajante en contra de ese arte que se ha categorizado por cronología como el séptimo entre todos.

Una maquina de falsedad, un artilugio malvado, un mecanismo de ilusiones implantadas (y nótese la índole peyorativa de la palabra "ilusión"), capaz de despojarnos de la capacidad de crear y utilizar nuestra propia magia interna es lo que Morrison veía, (no mediante la vista, si no la visión misma, si es que hemos de explicarnos propiamente).

Aquí tenemos entonces una bifurcación entre lo que es el ser iluso y el que simplemente sueña. Esta película va más de lo segundo, mucho más allá como ya se ha mencionado. No es un producto empaquetado y falaz, plástico "de pe a pa", no te ilusiona con construcciones improbables y satisfactorias por doquier; en cambio te ofrece la materia de ensueño a cuentagotas, como ligeros destellos, como esa cucharada de miel que batimos entre la amargura de una buena taza de té.

Quizás se reduzca a eso, una estilizada proporción entre realidad y fantasía. Una realidad no física, si no absurda, vista y analizada desde dentro, desde el interior de una persona individual y su introspectiva manera de vivir. Una fantasía que, ciertamente sí podría parecer chocante y hasta insoportable en caso de prolongarse un segundo más, pero que además lleva la impronta oscura y densa de Ingmar Bergman o David Lych, oscura por la textura sensorial que ofrece y densa por la cantidad información que permite.

Estamos ante una buena obra, un buen realizador, un ingeniero de la comunicación desde la mente emocional humana que se desvive en elementos magistrales, para sorprendernos no con lo que vemos en pantalla, si no en nosotros mismos.
HRNLZ
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