Bellísimo cortometraje de tan solo 10 minutos de duración que utiliza la infancia para hablarnos de temas más profundos e interesantes y que resume en buena parte las virtudes de ese grande del cine que es Ray. Una pequeña película de apariencia sencilla pero rica en simbolismos (cada uno de los juguetes, las rejas de la ventana) y significados. En tan solo 10 minutos, con dos niños, sin diálogos y un escenario único es capaz de hablarnos de las diferencias de clases, de la incapacidad de lograr la felicidad a través de una sociedad fundamentalmente consumista, de la necesidad de muchas personas de quedar por encima de los demás, de sobresalir como parte de su concepto de éxito, de la diferencia entre la mente consumista y la creativa, o de la envidia e inconformidad que desde la infancia se percibe en los seres humanos. El director crea unas imágenes que, a pesar del mal estado de conservación de la copia que vi, quedan grabados con facilidad en la mente del espectador. Sabe combinar, como en sus mejores obras, la música, la fotografía, la puesta en escena y las interpretaciones (estupendo el niño rico) con un sentido dramático notable que vuelve a conseguir una obra muy rica. Me recordó en parte al hermoso corto que rodó Yimou para el film On Chancon du Cinema, también con un niño como protagonista y sin diálogos, aunque la amplitud de significados e intenciones de Ray le hacen estar muy por encima, creando un film de referencia en el formato corto. Una joya a no perderse.