Una vez tras otra, desastrosos directores principiantes americanos perpetran películas de gran presupuesto y calidad ínfima. Legion es un buen ejemplo de esta práctica, y como no puede ser de otra forma, cuando se estrene en España, miles de espectadores engañados por un trailer efectista se dejarán el dinero en la taquilla obviando títulos más interesantes (tanto españoles como estadounidenses o de otros países).
Legión es un film absurdo del tipo supervivencia en grupo, con dosis del cine de zombies y escenario apocalíptico (pero del mismo Apocalipsis de la Biblia, nada de desastres de medio pelo). La idea de partida no es mala del todo: Dios se ha cansado de los hombres y envía sus hordas destructoras al mando de ángeles.
Sin embargo, el resultado es tan absurdo como la imagen del protagonista, Paul Bettany, acostumbrado a hacer de tirillas en comedias y que aquí se ha hipermusculado para ser el único ángel defensor de los hombres. Pues eso, para echarse a reír.
Las interpretaciones son penosas, incluso la de mi querido Dennis Quaid, que va de mal en peor. La banda sonora, se lo pueden imaginar, un coro de iglesia cabreado anunciando el fin del mundo una vez tras otra. Los efectos especiales, presuntamente lo mejor del film, pues los de siempre: sangre, gente que anda por las paredes y ejambres gigantescos... de moscas (¡qué miedo!).
Lo digo con toda sinceridad: deplorable.