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España España · Madrid
Voto de Moody:
5
Thriller. Intriga. Comedia 9:00 horas. Un grupo de personas absolutamente heterogéneo desayuna en un bar en el centro de Madrid. Uno de ellos tiene prisa; al salir por la puerta recibe un disparo en la cabeza. Nadie se atreve a socorrerle. Están atrapados.
30 de julio de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de De la Iglesia tiene un buen número de logros y también un no más pequeño número de desaciertos. Ese difícil equilibrio entre elementos es el que debe encontrar para empezar sus películas de manera loable y crear a la vez un desarrollo y un final acordes con la historia. Es ahí donde el realizador se deja llevar últimamente para crear un cuerpo que se desvía del plan inicial y una conclusión grotesca que desde luego no deja indiferente a nadie.

“El bar” no es la excepción a este planteamiento y vuelve a jugar con elementos comunes pero sorprendentes, con un inicio inteligente lleno de intriga y tensión. Durante bastante tiempo, la película es capaz de encadenar ideas sobre lo que está pasando sin problemas, haciendo que muchos personajes resulten sospechosos casi sin darse cuenta. Esta es la parte que mejor se le da a De la Iglesia, la de crear a partir de una premisa interesante un hábitat único con personajes muy diferentes.

Poco a poco la película se va acomodando, cuando se revelan ciertos detalles que avanzan la historia. Para este momento la película ha captado la complicidad del espectador, que acepta las numerosas licencias que se toma el guion, repleto de detalles imposibles pero necesarios para la historia. Los personajes cambian de escenario y la historia empieza a desvariar, perdiendo bastante fuelle y pareciéndose cada vez más a las soluciones encontradas en anteriores filmes.

Ese reparto heterogéneo que se encuentra en el lugar y el momento inadecuados reúne lo más variopinto: una chica algo pija, un hípster, un representante, un borracho callejero, la dueña y el camarero del bar… Cada personaje está suficientemente trabajado, aunque las circunstancias de su pasado quedan en segundo plano ante la nueva situación. Hace bien la película en no presentar detalles del pasado, a fin de cuentas lo que importa es lo que hacen los personajes por salvarse a ellos mismos.

De la Iglesia vuelve a tener una brillante idea que es capaz de desarrollar durante buena parte de la película, pero al final no puede resistirse a grabar un final caótico lleno de esa violencia que tanto lo gusta en pleno centro de Madrid.
Moody
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