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España España · Madrid
Voto de Moody:
7
Drama Por primera vez en su vida, víctima de problemas cardiacos, Daniel Blake, carpintero inglés de 59 años, se ve obligado a acudir a la asistencia social. Sin embargo, a pesar de que el médico le ha prohibido trabajar, la administración le obliga a buscar un empleo si no desea recibir una sanción. En la oficina de empleo, Daniel se cruza con Katie, una madre soltera con dos niños. Prisioneros de la maraña administrativa actual de Gran ... [+]
15 de marzo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine siempre ha tenido un componente social muy fuerte, y como tal es importante que de vez en cuando sirva de herramienta para denunciar circunstancias ante las que la sociedad se muestra indefensa e indignada por los continuos abusos que llegan de las corporaciones o de la Administración. El cine británico tiene muchos ejemplos, y “Yo, Daniel Blake” se une para contar una historia que se sitúa allí, pero que podría ocurrir en cualquier parte.

Este es precisamente uno de los puntos fuertes de la película, el hecho de que la historia resulte cercana y comprensible para cualquier espectador. La película ofrece el punto de vista de una persona que se encuentra bloqueada en una situación burocrática insostenible, más común de lo que debiera, con lo que deciden dando vueltas sin solucionar nada. Esta cercanía convierte a la película en algo muy real, siendo el argumento muy posible.

Ken Loach también aporta su trabajo para dar ese toque personal, de un barrio cualquiera. La presentación de un protagonista que pasa de estar perplejo a resignado pasando por indignado es perfecta, narrando su experiencia de manera comprensible. Poco a poco el argumento desarrolla el personaje, que pasa por multitud de estados emocionales que le derrumban a cada momento. Además de este protagonista, la historia también se centra en una madre sin recursos con dos niños pequeños, todos envueltos en esa maraña de papeles y promesas incumplidas. Ambos protagonistas conectan y desarrollan una amistad a prueba de circunstancias. En general la película presenta una solidaridad incondicional entre la gente que aparece en pantalla, contrapunto de la poca ayuda que ofrecen los miembros del sistema establecido. Esta diferencia resalta de forma efectiva el mensaje que se intenta transmitir, dejando claras las intenciones del guion.

Con unas actuaciones muy cercanas y realistas, “Yo, Daniel Blake” retrata una sociedad que debe tirar de recursos propios ante la pasividad de las Administraciones para arreglar sus problemas, y que resulta totalmente creíble en los tiempos que corren. Una película universal que consigue que el espectador perciba los mismos sentimientos que tiene el protagonista en cada momento. Su final no es más que un epílogo tristemente anunciado.
Moody
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