Cuando una película es buena es buena y punto. Hay gente que dice que está sobrevalorada. Yo no lo creo así. Pienso que es uno de los mejores films como director de Clint Eastwood, y desde luego el más maduro.
Un antiguo entrenador de boxeo, un hombre triste y solitario, vuelve a recobrar la ilusión gracias a una joven aspirante llena de energía. Entre ambos se crea una relacion paterno-filial. Una hermosa historia de amor que como bien demuestra esta película, no siempre tiene que ser la de dos amantes sino que en este caso se trata de un hombre mayor que ve a la chica como a su hija y una chica joven que ve al viejo entrenador como un padre.
Los inicios de esta chica en el boxeo son duros pero el amor por este deporte y las ganas de triunfar para poder ayudar a su familia la hacen sobreponerse a todas las adversidades ayudada por los personajes de Eastwood y Freeman. Pero como todos sabemos, en el deporte como en la vida el éxito es pasajero y fugaz.
La película nos presenta de forma mágnifica a unos personajes que tienen muchas cosas en común, nos narra el difícil mundo de los aspirantes a cualquier cosa, nos hace ver que la ilusión y el amor por algo pueden llevarnos a conseguir nuestras metas. Pero la dura realidad muchas veces trunca todos estos sueños e ilusiones.
Un final magnífico (uno de los mejores que se han hecho últimamente) que además plantea un debate muy a la orden del día en nuestra sociedad.
Una película imprescindible para los amantes del buen cine.