Drew Goddard se dio a conocer con la cinta de terror “La Cabaña en el bosque” con la cual obtuvo gran éxito, gracias también al guion del polifacético Joss Whedon.
En esta ocasión Goddard se ha hecho cargo él mismo del guion y tal vez se ha resentido en parte el logro final que podía haber sido mucho mejor en unas manos más expertas.
Aún así “Malos tiempos en el Royale” nos dibuja un thriller con aires al cine negro bastante conseguido.
Analizando más al detalle recuerda en cierta manera a “Identidad” (2003) de James Mangold, en la que se reunían un día de tormenta varios personajes en un extraño motel con un misterio y asesino por medio.
En el hotel “Royale” se encuentran una serie de personajes con un pasado oculto, que se nos irá revelando según avance el metraje, para ello su director ha utilizado la fórmula muy recurrente de Quentin Tarantino de dividir la película en capítulos en los que nos van dando datos de los personajes. Haciendo el uso continuado de flashbacks nos irán acercando el pasado de los personajes al presente. Aunque algunos llegan a resultar innecesarios.
Poco a poco la historia va introduciendo al espectador en cada una de las habitaciones del hotel utilizándolo como si fuese un entusiasta voyeur.
Sus personajes principales están formados por el padre Daniel Flynn(Jeff Bridges) en busca de un botín, Cynthia (Darlene Sweet) una cantante negra en busca de la fama, Seymour (John Hamm) un vendedor de aspiradoras muy particular, Emily Summerspring (Dakota Johnson) una joven desquiciada con gatillo fácil y al frente del hotel Miles Miller (Lewis Pullman) chico para todo.
El argumento utilizado por Goddard es del tipo que se guarda el as en la manga y de no resolver el misterio hasta su capítulo final. En su parte negativa que como ya apuntaba en el inicio de mi crítica es la falta de un guion mejor trabajado y la larga duración de la película que se eterniza en su parte final donde aparece el personaje de Billy Lee (Chris Hemsworth) en plan de divo marcándose una presentación al más puro estilo Jim Morrison pero con la mala leche de un lunático como Charles Manson.
Visualmente la película tiene los ingredientes propios de una gran producción y un diseño al estilo de las producciones de los 60 que nos deleita con una BSO llena de cortes soul, blues y rock´n´roll.