En 1989 la directora Mary Lambert dirigió una estimable adaptación del libro de Stephen King “El Cementerio de Animales”, guionizada por el mismo escritor . Ya en 1992 quiso repetir el éxito con una secuela pero ésta estuvo bastante por debajo de la original.
Haciendo una pequeña comparación con la cinta del dúo Widmyer-Kolsch debo decir que es inferior a la de Lambert por muchas razones. Creo que la más importante es que ha perdido en la parte dramática de la historia, por lo que nos ha dejado un remake casi innecesario.
La familia formada por Louis Creed (Jason Clarke), Rachel (Amy Seimetz) y sus dos hijos se trasladan a Ludlow (Maine). A su llegada conocen a su vecino Jud (John Lithgow) , un anciano de trato agradable con el que pronto congenian.
Sin embargo, pronto se darán cuenta de que el lugar tiene una cercana carretera por la que circulan con peligro multitud de camiones a gran velocidad.
La tragedia comienza cuando “Church” el gato de los niños muere atropellado y aconsejado por Jud lo entierran en un cercano cementerio donde los niños entierran a sus mascotas.
Jud sabiendo el amor que los niños le tienen a Church para evitar el sufrimiento de estos, acompaña a Louis a enterrarlo en una zona cercana al cementerio cuyas tierras eran sagradas para los antiguos amerindios. Esta acción será un cúmulo de fatales consecuencias que comienzan cuando el gato vuelve pero con una actitud más agresiva.
Hay que valorar el trabajo de producción y el estimado cuidado en la fotografía, la ambientación escabrosa de la zona del cementerio y en las secuencias que alternan entre la realidad y la fantasía donde los personajes crean sus propios fantasmas y viven su particular calvario.
El reparto cumple en su mayoría donde destacaría al veterano John Lithgow que suele cumplir en este tipo de papeles. Aunque me quedaría en contraposición con la actuación de Fred Gwynnel (inolvidable Herman Monster) de la versión de 1989.
Destacaría la primera parte del metraje que correspondería hasta el atropello de la niña donde todo parece desmadrarse un poco. Incluso creo que la elección de la niña actriz no termina de convencer con su actuación. Es una pena porque estamos viendo infinidad de películas donde los niños hacen papeles soberbios que muchos veteranos ya querrían.
En definitiva ésta nueva versión se queda en unos cuantos sobresaltos, algunos de ellos muy repetitivos, apariciones fantasmales poco creativas y un reparto bien escogido.
Una de las escenas que más impresionan es el desfile de niños con máscaras de animales que desfilan hacia el cementerio, lo penoso es que sale en el trailer con lo cual le quita el factor sorpresa.